domingo, 31 de diciembre de 2017

EVOLUCIÓN DE LAS CAPACIDADES FÍSICAS BÁSICAS

Los ritmos de desarrollo son diferentes para cada una de las capacidades físicas básicas (resistencia, fuerza, flexibilidad, velocidad), por lo que existen unas “fases sensibles”, durante las cuales el organismo es especialmente es especialmente receptivo para el desarrollo de estas capacidades. Durante las dos primeras décadas de nuestra vida experimentamos una evolución creciente de todas las capacidades físicas básicas, exceptuando la flexibilidad, como la única de las capacidades que comienza a decrecer desde edades tempranas si no se entrena habitualmente. Tampoco debemos olvidar, como bien dicen García Manso y col. (1996), que ésta es una capacidad fuertemente determinada por el potencial genético, a la vez que las mujeres suelen experimentar niveles de flexibilidad mayores que los chicos debido a una mejor dotación anatómica, especialmente a nivel de la cadera. Es precisamente al llegar a la etapa de la pubertad, entre los 12 y los 14 años (inicio de la adolescencia), cuando se produce una eclosión hormonal que tiene como consecuencia un desarrollo acentuado de las diferentes capacidades físicas básicas, existiendo, como es lógico, notorias diferencias entre géneros.

Evolución en el desarrollo motor de los alumnos de Educación Secundaria

Como bien sabemos, el período que transcurre durante la pubertad y adolescencia coincide con la etapa de Educación Secundaria, momento en que nuestros alumnos experimentan cambios importantes en su desarrollo físico y motriz. Podemos destacar los siguientes aspectos en la evolución de las diferentes capacidades físicas, asociados a la etapa de la adolescencia:
  • Respecto a la flexibilidad: es la única cualidad que experimenta una involución temprana, de ahí que debamos incidir en nuestros planteamientos didácticos acerca de la importancia de su entrenamiento.
  • Respecto a la velocidad: esta cualidad experimenta un aumento notorio incluso antes de la pubertad, si bien culmina su evolución en la etapa de la adolescencia si no se continúa entrenando.
  • Respecto a la fuerza: nuevamente la pubertad es una etapa clave en el desarrollo de esta capacidad, con diferencias acentuadas entre chicos y chicas. Los chicos, debido a cuestiones hormonales (aumento en la producción de testosterona), experimentan mayores niveles de masa muscular y, en consecuencia, de fuerza; evolución que continúa hasta el final de su adolescencia incluso sin entrenamiento. Las chicas, por el contrario, no experimentan una aceleración tan rápida, a la vez que su evolución puede estancarse en esta etapa si no entrenan su condición física de forma regular.
  • Respecto a la resistencia: esta cualidad también experimenta un aumento notorio durante la pubertad debido al incremento de los sistemas fisiológicos responsables, como el cardiorrespiratorio y el hormonal; y el final de la adolescencia, como período de estabilización del crecimiento, también es una fase muy adecuada para el desarrollo de esta cualidad.
Debemos tener muy presente que tanto los chicos como las chicas responden de igual manera al ejercicio físico, si bien los valores absolutos entre unos y otros reflejan diferencias notorias por cuestiones puramente fisiológicas, aspecto que debemos tener muy en cuenta en nuestros planteamientos didácticos.

Las Fases Sensibles.

Como es de suponer, no siempre es posible entrenar con la misma eficiencia en todas las edades, pudiendo diferenciar unas fases o períodos cronológicos en los que hay una predisposición favorable para el desarrollo de las capacidades físicas básicas. Son las denominadas fases sensibles o críticas. Si durante estas fases o períodos aplicamos un trabajo con cargas apropiadas, acordes a las características del sujeto, se producirán aumentos acentuados en el nivel de condición física. No obstante, también debemos tener en cuenta que en estas edades de crecimiento es conveniente plantear un trabajo multilateral frente a un trabajo de especialización. De esta manera estaremos favoreciendo un desarrollo global en la condición física del sujeto, que a posteriori nos permitirá afrontar con garantías un trabajo más específico.

Extraído de Pixabay. Autor annca. Fuente CCO. https://pixabay.com/photo-2910951/

Atendamos según Blanco y Costes (1998) a las fases sensibles correspondientes a cada capacidad básica:

La Flexibilidad:

  • La flexibilidad pasiva (p.ej., al realizar estiramientos sostenidos) se puede entrenar desde los primeros años de vida, debido a la escasa masa muscular y al elevado nivel elástico y cartilaginoso de los huesos.
  • La flexibilidad activa (p.ej., al realizar ejercicios de movilidad articular), en cambio, presenta su fase sensible entre los 8 y los 12-13 años, debido a aspectos neuronales asociados a una mejora de la velocidad.

La Velocidad:

  • Para la velocidad gestual (p.ej., al realizar un gesto deportivo específico, como un lanzamiento explosivo en atletismo), la fase sensible se presenta entre los 8 y los 14-15 años, si bien las chicas culminan antes dicha fase.
  • Para la velocidad de reacción (p.ej., al realizar una salida explosiva en una carrera de corta distancia) y la velocidad de desplazamiento (p.ej., al realizar una carrera en sprint), la fase sensible se adelanta respecto a la gestual, entre los 6-7 años y los 11-12 años.

La Fuerza:

  • Para la fuerza-máxima (p.ej., al soportar cargas que sólo nos permitan hacer un número mínimo de repeticiones), la fase sensible se presenta durante la pubertad, debido a la acción de las hormonas anabolizantes y la maduración sexual. En las chicas esta fase culmina antes.

  • Para la fuerza-resistencia (p.ej., al soportar cargas que nos permitan hacer un número elevado de repeticiones) y la fuerza-velocidad (p.ej., al realizar repeticiones con cargas a una velocidad considerable), la fase sensible se presenta en la edad infantil, aproximadamente a los 8 años de edad, hasta el inicio de la adolescencia (12-13 años), si bien otros autores como F.Navarro (1995, cit. García Manso, 1996) la retardan bastante más, entre los 10 y los 14 años para la fuerza-velocidad, y los 12 y los 16 años para la fuerza-resistencia.

La Resistencia:

  • La resistencia aeróbica es una cualidad que puede empezar a desarrollarse desde la edad preescolar, si bien la llegada de la pubertad favorece su desarrollo por la ya mencionada eclosión hormonal que a su vez provoca una mayor eficiencia de los sistemas funcionales responsables; el final de la adolescencia, como período de estabilización del crecimiento, también es una fase muy adecuada para el desarrollo de esta cualidad.
  • Para la resistencia anaeróbica (intensidades que rondan o superan el 80-90% de la FC máx.) es conveniente esperar a la llegada de la pubertad, e incluso más tarde, por necesitarse una base aeróbica adecuada.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alvarez del Villar, C. La preparación física del futbolista basada en el atletismo. Madrid. Gymnos. (1983).
 Blanco, A., Costes, A. Las capacidades físicas básicas (tema 16). En Temario de Oposiciones para el área de Educación Física. (VVAA). 2ª Ed. Barcelona. Inde. (1998).
García Manso, J.M., Navarro, M., Ruiz, J.A. Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Principios y aplicaciones. Madrid. Gymnos. (1996).
Sánchez Bañuelos, F. Bases para una didáctica de la Educación Física y el Deporte. Madrid. Gymnos. (1984).



sábado, 30 de diciembre de 2017

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA EL ADECUADO DESARROLLO DE LA CONDICIÓN FÍSICA

Concepto y funciones 

Un principio del acondicionamiento físico-deportivo es un fundamento o regla genérica por la que se rige de forma sistemática el proceso de desarrollo de la condición física. El objeto del trabajo de la condición física es desarrollar las adaptaciones que el organismo necesita para poder realizar un esfuerzo adecuado a la especialidad que se practica. Esta adaptación permite superar las dificultades de interacción con el medio (carga física) y dependen de una serie de estímulos biológicos que implican una reacción orgánica, psíquica y afectiva en reacción a estos.

Clasificación 

Atendiendo a autores como Navarro (1990) o García Manso (1996) podemos destacar los siguientes principios del entrenamiento físico-deportivo:

Principio del acondicionamiento o entrenamiento a largo plazo

Según este principio, no se debe acelerar el proceso de acondicionamiento en la etapa formativa del deportista. Un entrenamiento excesivo en las etapas formativas equivale a un futuro fracaso, debido a una sobrecarga tanto en el aspecto físico como psíquico. El buen camino pasa por la elaboración de una programación o planificación a largo plazo que garantice una adecuada formación físico-deportiva, sin presiones ni una especialización prematura.

Principio de Continuidad

Este principio nos viene a decir que los estímulos físico-deportivos deben repetirse de forma continuada a fin de aumentar el nivel de rendimiento. La aplicación de este principio implica la fijación de los conceptos teórico-prácticos, adaptaciones orgánicas, y habilidades motrices y técnicas desarrolladas; por el contrario, una ausencia en la aplicación regular y continuada de los estímulos significa la reversibilidad de los efectos y habilidades conseguidas.

Principio de Progresión

Según este principio, una vez que un estímulo es aplicado un número determinado de veces, el organismo se adapta a él y resulta necesario modificarlo o incrementarlo si queremos continuar cumpliendo con el objetivo básico de seguir mejorando nuestras posibilidades de rendimiento. Como bien dice Bompa, (1983), cit. Blanco y Costes, (1998), los estímulos estándar sólo sirven para el mantenimiento del nivel conseguido, y con el paso del tiempo disminuirán inevitablemente los efectos del entrenamiento. Ahora bien, este principio tampoco significa que la aplicación de las cargas deba efectuarse bruscamente, sino de forma escalonada y moderada, aspecto referido no sólo a los aspectos físicos, sino también a los técnicos y coordinativos.

Principio de Recuperación

Según este principio, todo organismo necesita de un descanso acorde al esfuerzo realizado. Las adaptaciones son más favorables bajo la aplicación de períodos adecuados de recuperación, mientras que los descansos demasiado cortos son precisamente el origen de muchas de las lesiones y síndromes de sobreentrenamiento que padecen los deportistas. Es por ello que resulta muy importante saber calcular adecuadamente los períodos de recuperación tanto entre sesiones como entre ejercicios, a fin de garantizar las adaptaciones pretendidas.

Principio de Calentamiento y Vuelta a la Calma

Algunos autores no atienden en sus manuales a este principio por ser una aplicación directa de los principios de progresión y recuperación. No obstante, dada su importancia en el ámbito educativo, resulta clave su mención.

El calentamiento, como una actividad de intensidad baja o moderada, debe preceder toda sesión que implique una intensidad considerable, a fin de movilizar al deportista y prevenir posibles lesiones.

La vuelta a la calma, como parte final de la sesión (reducción progresiva de la intensidad y realización de estiramientos), resulta fundamental dados sus positivos efectos, como por ejemplo, ayudar a recuperar los niveles basales del organismo y relajar la musculatura eliminando contracturas y toxinas producidas durante el ejercicio.

Principio de Variedad

Este principio atiende a la necesidad de ofrecer al sujeto estímulos y actividades variadas a fin de evitar la monotonía y las adaptaciones estándar, todo ello con el objetivo de conseguir mejores resultados. En este sentido cabe hacer especial mención a Platonov (1994), especialista en el mundo del entrenamiento deportivo, y según el cual los mejores nadadores del mundo son aquellos que combinan la aplicación de diversos sistemas frente a aquellos que no reflejan variedad en sus programas de entrenamiento.

Principio de Individualización

Según este principio, los programas de acondicionamiento físico-deportivo deben atender a las características individuales y específicas de cada sujeto, tanto psíquicas como físicas y afectivas. De este principio surge precisamente en el ámbito educativo el concepto de “atención a la diversidad”, es decir, hay que tener en cuenta las características de cada alumno a fin de contribuir a un adecuado desarrollo del mismo.

Principio de Multilateralidad

Este principio también resulta fundamental en el proceso de acondicionamiento físico de cualquier sujeto, en base al cual los primeros años de preparación física deben implicar planteamientos de trabajo general y polifacético, para posteriormente pasar a un trabajo más especializado. De esta manera estaremos logrando un desarrollo básico en la condición física global del sujeto, que a posteriori nos permitirá afrontar con garantías un trabajo más específico.

Principio de Participación Activa y Consciente

Según Navarro (1990), este principio significa que en todo proceso de acondicionamiento físico-deportivo, el sujeto debe saber por qué y para qué actúa, es decir, debe conocer el resultado de la actividad y la valoración que se le da. Si el sujeto es capaz de analizar, comparar y juzgar sus acciones, entonces estará facultado para progresar. En caso contrario, el sujeto no podrá desplegar todas sus posibilidades y, en consecuencia, alcanzar su máximo nivel del rendimiento.

Principio de Acción Inversa

Este principio está íntimamente relacionado con los principios de continuidad y progresión, y significa que la ausencia en la aplicación de los estímulos implica una reversibilidad de los efectos conseguidos. De hecho, la mayoría de las adaptaciones que se logran en muchas horas de trabajo pueden perderse en relativamente poco tiempo. En relación con este principio nos encontramos con el término efecto residual propuesto por Navarro, (1995) cit. García Manso, (1996), entendiendo por el mismo la capacidad que tiene un sujeto de conservar las adaptaciones alcanzadas por el entrenamiento, una vez que éste ha finalizado.

Principio de Especificidad o Especialización

Este principio nos viene a decir que el organismo sufre alteraciones morfológicas y funcionales, y se adapta al tipo de estímulo a que se expone. Así el rendimiento aumentará cuando el entrenamiento es específico a la actividad practicada. Sin embargo, y como ya dijimos anteriormente, hay que tener muy presente que la especialización está basada en un sólido desarrollo multilateral. Desafortunadamente, muchos entrenadores, en su afán por obtener resultados a corto plazo, someten a sus deportistas a procesos de entrenamiento demasiado intensos desacordes a su desarrollo orgánico. Los resultados están a la orden del día: abandono del deporte, lesiones prematuras, etc.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Blanco, A., Costes, A. Principios básicos para un adecuado desarrollo de la condición física (tema 14). En Temario de Oposiciones para el área de Educación Física. (VVAA). 2ª Ed. Barcelona. Inde. (1998).
García Manso, J.M., Navarro, M., Ruiz, J.A. Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Principios y aplicaciones. Madrid. Gymnos. (1996).
Navarro, F., Arellano, R., Carnero, C., Gosálvez, M. Natación. Madrid. COE. (1990).
Ruiz, J.G. Fuerza y musculación. Sistemas de entrenamiento. Lérida. Ágonos. (1990).
Platonov, V.N., Fessenko, S.L. Los sistemas de entrenamiento de los mejores nadadores del mundo. Barcelona. Paidotribo. (1994).
Wilmore, J.H., Costill, D.L. Fisiología del esfuerzo y del deporte. Barcelona. Paidotribo. (1998).

jueves, 21 de diciembre de 2017

SISTEMAS DE DESARROLLO DE LA CONDICIÓN FÍSICA

Clasificación y características

El objetivo del trabajo de la condición física es desarrollar las adaptaciones que el organismo necesita para poder realizar un esfuerzo adecuado a la especialidad que se práctica. La adaptación depende del contenido genético, y se desarrolla a lo largo de la vida en función de la edad, sexo y estímulos ambientales, representados por los ejercicios físicos. Así, las adaptaciones se realizan a través de cargas, entendidas estas como la totalidad de trabajo a realizar durante una sesión, ejercicio o ciclo, y que produce un desequilibrio homeostático contra el que nuestro organismo reacciona activando los mecanismos homeostáticos de adaptación (ver vídeo) y compensación, al objeto de restaurar el equilibrio al nivel inicial o por encima de este.



La carga puede ser externa e interna, y se definen a través de sus componentes: intensidad, volumen (repeticiones y series) y recuperación. La manera en que estos factores son modificados y organizados en la ejecución de los entrenamientos, configura la metodología del entrenamiento.

La flexibilidad

A la hora de entrenar la flexibilidad, la mayoría de autores suelen coincidir al diferenciar dos MÉTODOS básicos de trabajo de la flexibilidad (Alter, 1994; Blanco y Costes, 1998): 
  • El método dinámico: En este caso es el deportista el que por medio de su actividad muscular voluntaria, realiza un ejercicio de carácter dinámico (circunducciones, oscilaciones,…), intentando conseguir con ello una elongación superior a la normal. Como mínimo se realizarán 8-10 repeticiones dado que la fase de elongación tiene una duración y efectos reducidos. Este tipo de trabajo, bajo velocidades descontroladas y elongaciones o rebotes excesivamente bruscos, debe ser cuidadosamente planificado dado su potencial peligro de lesiones al producirse un desgarro excesivo del músculo o tejido conectivo. 
  • El método estático: Se base en el mantenimiento de la postura en una posición estática durante un cierto período de tiempo con una elongación muscular superior a la normal. Ésta puede a su vez ser lograda de tres modos: 
    1. Activamente, por la propia intervención del sujeto
    2. Pasivamente, sin la intervención del sujeto, siendo otros medios externos (otra persona, la gravedad, mediante implementos) los que mueven el segmento corporal.
    3. Mixto, en donde se suman la acción voluntaria del sujeto y la ayuda externa ejercida. Los ejercicios de FNP -Facilitación Neuromuscular Propioceptiva- entrarían por ejemplo dentro de esta categoría.

La Resistencia

Los MÉTODOS de entrenamiento para mejorar la capacidad de resistencia se pueden clasificar básicamente en: 
  • MÉTODOS CONTINUOS: son aquellas tareas o entrenamientos en los cuales el trabajo se realiza sin pausas intermedias de recuperación. Su finalidad esencial es la mejora de la capacidad aeróbica. 
    1. A ritmo uniforme: pudiendo a su vez diferenciar entre aquellos con un predominio de la duración del esfuerzo frente a la intensidad  y aquellos otros en los que predomina la alta intensidad con el propósito de elevar el umbral anaeróbico (para ver más revisar enlaces a RECURSOS)
    2. A ritmo variable: consiste en mantener un esfuerzo durante cierto tiempo cambiando el ritmo de carrera. Dentro de este grupo el sistema de entrenamiento más conocido es el Fartlek, que alterna desarrollos cardíacos entre las 140 pulsaciones por minuto en los tramos lentos, y los 180-190 p/m en los tramos intensos. 
  • MÉTODOS INTERVÁLICOS: Los métodos interválicos son aquellos en los que se determina la distancia 

    La Fuerza

    sobre la que se va a trabajar, el intervalo o pausa de recuperación (normalmente incompleta), las repeticiones o número de veces en que se repite la distancia de trabajo y, por último, la intensidad de cada repetición. Según Manno (1992) es el mejor método para aumentar la cantidad de trabajo a igualdad de intensidad. La forma en que se vaya determinando cada uno de estos parámetros es lo que va a determinar la orientación aeróbica (esfuerzos de intensidad que superan los 2 minutos de duración) o anaeróbica (alta intensidad que sólo puede ser mantenida de 15 segundos a 1-2 minutos) del sistema de entrenamiento pretendido.
  • MÉTODOS DE REPETICIONES: Se diferencian de los fraccionados porque la pause de recuperación es completa. Según Barbany et. al. (1985) conforme el sujeto de adapta a las cargas se incrementa primero el volumen y posteriormente la intensidad.

La Fuerza

Los objetivos que pretendemos con el entrenamiento de la fuerza en la niñez y juventud, según García, Navarro y Ruiz, (1996), son:
  • Lograr un desarrollo muscular armónico
  • Conseguir una buena postura corporal
  • Conseguir una adecuada adaptación muscular que nos permite eliminar riesgos de lesiones. 
  • Crear las bases para un futuro desarrollo de la condición física 
 Según Wazly Zenon (1974) algunos de los MÉTODOS de preparación de la fuerza: 
  • Método de esfuerzos máximos: Se ejecutan esfuerzos de poca duración y más bien lentos, perfectamente expresados en la práctica por resistir grandes cargas o máximas. Por ejemplo, en prácticas como la halterofilia y el “power-lifting”. 
  • Método de máximas repeticiones: En este caso se pretende realizar el máximo número de repeticiones de una serie hasta el agotamiento. Los esfuerzos ahora son más largos y rápidos que en el anterior métodos, y se utilizan cargas entre el 60% y el 80% de la carga máxima. Es decir, se trabajan cargas medianas y submáximas. Se usa mucha este método en las fases de hipertrofia. 
  • Método de repeticiones: Se podría decir que este método es más “light” que el anterior en tanto que no pretende buscar el agotamiento, sino realizar un numeroso número de repeticiones sin llegar al fallo muscular. Suele utilizarse mucho este método en el campo de la salud y de la educación escolar, por ejemplo, a través de la aplicación de circuitos de entrenamiento. 

La velocidad

Entre los MÉTODOS para el desarrollo de la velocidad, podemos diferenciar unos y otros en función del tipo de velocidad, de forma que:

Zatziorsky (1974) propone los siguientes métodos:
  • El método de reacción repetida: Se fundamenta en la repetición de la reacción lo más rápidamente posible ante un estímulo que aparece de repente. La tarea motriz podrá realizarse bien de forma global o bien alternando las secuencias de su realización. Este método provoca mejoras significativas en deportistas noveles, pero disminuye su eficacia conforme aumenta el nivel de rendimiento. 
  • El método parcial o analítico: Se basa en el aumento de la velocidad de determinados movimientos parciales del movimiento reactivo. Ejemplos. Salidas facilitadas o simplificadas.
  • El método sensorial: Pretende el desarrollo de la percepción reactiva del deportista, de forma que éste sea capaz de ajustar su capacidad de anticipación o incluso de prever posibles acciones a las que responder. Para ello se buscan por ejemplo situaciones o tareas motrices donde la respuesta estimada por el deportista coincida o se asemeje a la real. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alter, M.J. Los estiramientos: Bases científicas y desarrollo de ejercicios. Barcelona. Paidotribo. (1990).
 Blanco, A., Costes, A. La condición física (tema 13). En Temario de Oposiciones para el área de Educación Física. (VVAA). 2ª Ed. Barcelona. Inde. (1998).
 Devís, J. Actividad física, deporte y salud. Inde. Barcelona. (2000).
 García Manso, J.M., Navarro, M., Ruiz, J.A. Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Principios y aplicaciones. Madrid. Gymnos. (1996).
Grösser, M., Zimmermann, E., Starischka, S. Principios del entrenamiento deportivo. Barcelona. Martínez Roca. (1988).
 Martínez, V., Reina, L. Manual de teoría y práctica del acondicionamiento físico. Madrid. CV Ciencias del Deporte. (2003).
Navarro. F. Metodología del entrenamiento para el desarrollo de la resistencia. Módulo 2.1.1. Master ARD. COE. (1995).
Medina Jiménez, E. Actividad Física y Salud Integral. Barcelona. Paidotribo (2003).
Ruiz, J.G. Fuerza y Musculación. Sistemas de entrenamiento. Lérida. Ágonos. (1990).
Sánchez Bañuelos, F. Bases para una didáctica de la Educación Física y el Deporte. Madrid. Gymnos. (1984).




LA CONDICIÓN FÍSICA

Podemos definir la condición física como la habilidad de realizar un trabajo diario con vigor y efectividad, retardando la aparición de fatiga, llevándolo a cabo con el menor gasto energético y evitando lesiones. Así, este seria el conjunto de capacidades de un sujeto, cuyo desarrollo contribuye a disponer de un buen nivel de aptitud física para la realización de tareas cotidianas o físico-deportivas.

Según la clasificación más actual en el campo del acondicionamiento físico respecto a los componentes o capacidades físicas básicas que conforman la condición física, podemos diferenciar entre: 
  • La Flexibilidad, como la capacidad física para mover los músculos y articulaciones en toda su plena gama de movimientos (Alter, 1990)
  • La Fuerza, como la capacidad de vencer ó soportar una resistencia como resultado de la contracción muscular (García Manso y col, 1996).
  • La Resistencia, como la capacidad para realizar esfuerzos físicos durante un tiempo prolongado, retrasando la aparición de la fatiga y recuperando rápidamente después del esfuerzo (Navarro, 1995). 
  • La Velocidad, como la capacidad para reaccionar con toda la rapidez posible ante un estímulo o señal, ó para realizar los movimientos con diferentes resistencias con la mayor rapidez posible (Grösser, 1988)
Extraído de Pixabay. Autor Hannah Wells. Licencia CCO. https://pixabay.com/photo-1327256/

Según Devis (2001), debemos tener claro que es la condición física, el estado de forma física que se obtiene de medir mediante test o pruebas físicas los distintos componentes o cualidades del individuo, que corresponden a las capacidades físicas. Hay algunos factores, anatómicos, fisiológico y psicológicos, que determinan la condición física. No obstante, debemos mencionar que no todas las cualidades físicas responden de la misma manera al entrenamiento.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alter, M.J. Los estiramientos: Bases científicas y desarrollo de ejercicios. Barcelona. Paidotribo. (1990).
Devís, J. Actividad física, deporte y salud. Inde. Barcelona. (2000).
 García Manso, J.M., Navarro, M., Ruiz, J.A. Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Principios y aplicaciones. Madrid. Gymnos. (1996).
Grösser, M., Zimmermann, E., Starischka, S. Principios del entrenamiento deportivo. Barcelona. Martínez Roca. (1988).
Navarro. F. Metodología del entrenamiento para el desarrollo de la resistencia. Módulo 2.1.1. Master ARD. COE. (1995).